Se ha presentado en Japón este ladrillo fácil de fabricar y con una resistencia a la tracción 2,5 veces superior a la del hormigón.
Ha sido pensado para utilizarlo en zonas de desastre en las que se requiera la construcción de viviendas de una forma rápida, como es el caso japonés después de los últimos terremotos.
El proceso de fabricación es sencillo y consiste en la colocación de arena con alto contenido en silicio en moldes herméticos.
En los moldes se inyecta dióxido de carbono que se combina con el silicio en menos de un minuto creando el ladrillo.
Posteriormente se añade epoxi, un aglutinante que le da la consistencia necesaria.
Su resistencia a la tracción, en menos de un día, supera a la del hormigón en un 250% y el material tiene una vida útil de 50 años. Esto hace que la necesidad de elementos constructivos de refuerzo sea menor, disminuyendo o eliminando la necesidad de acero para levantar los edificios. Los moldes se pueden adaptar a la forma de cualquier elemento constructivo, lo que le da gran versatilidad.