La primera obra de Toyo Ito en América está en un barrio cerrado cerca de Santiago. La vivienda se apoya sobre una colina y se cierra, con una gran rampa, sobre un patio circular. (Mar, 31 Ago 2010)
A pesar de que el maestro japonés Toyo Ito tiene grandes proyectos en buena parte de Europa, principalmente en España, su primera obra en América es una casa de 375 metros cuadrados, que forma parte de una iniciativa surgida en Chile en 2006. Aunque esta movida, bautizada como “Ocho al cubo”, destila interés por todos sus lados, no fue su originalidad ni su espíritu comunitario lo que convenció a Toyo Ito a participar.
Cuenta el desarrollador trasandino Eduardo Godoy que Ito prometió el proyecto “de manera casi mágica”. El milagro ocurrió en un encuentro social en Chile, bajo el influjo de los buenos vinos locales y a pesar de que Ito tiene su agenda repleta de encargos para los próximos 20 años.
“Una vez que los japoneses dan su palabra, no se echan atrás”, se ríe durante una entrevista telefónica Eduardo Godoy, con la casa White-O ya terminada.
Pero empecemos por el principio. Ocho al cubo es un proyecto que busca reunir, en 8 etapas, casas de 8 arquitectos en 8 sectores . Las dos primeras etapas se sitúan en el barrio Marbella, un condominio a pocos kilómetros de Santiago, con cancha de golf (otra de las pasiones de Ito, que dedica parte de su tiempo a la práctica de este deporte). La etapa primera convocó a arquitectos locales de la talla de Mathias Klotz, Smiljan Radic y Sebastián Irarrazábal, y ya se concretó. A la segunda, con arquitectos internacionales, pertenece la casa de Ito.
Claro que Ocho al cubo es una movida de largo aliento, que incluye también a la vivienda social, a las nuevas tecnologías y espera contar con la participación del Estado.
Para la casa White-O, Ito trabajó con Christian de Groote como pata local y se ciñó a los lineamientos impuestos por el desarrollador: casas abiertas hacia el este y hacia el norte, construidas en hormigón, sobre la ladera de uno de los bordes de la cancha de golf y con una superficie máxima de 400 metros cuadrados.
Como referencia, Ito desempolvó uno de sus primeros proyectos, la casa White-U , que había construido en 1976 en Tokio, a pedido de su hermana, y que ya fue demolida.
Ambas viviendas tienen la particularidad de ubicar los ambientes alrededor de un patio central , separando las áreas sociales de las privadas por largos pasillos . Pero en la Casa White-O, Ito tomó además elementos de matriz corbusierana , como el techo plano, la fachada con paredes portantes que semejan pilotis y las rampas de acceso.
Pero empecemos por el principio. Ocho al cubo es un proyecto que busca reunir, en 8 etapas, casas de 8 arquitectos en 8 sectores . Las dos primeras etapas se sitúan en el barrio Marbella, un condominio a pocos kilómetros de Santiago, con cancha de golf (otra de las pasiones de Ito, que dedica parte de su tiempo a la práctica de este deporte). La etapa primera convocó a arquitectos locales de la talla de Mathias Klotz, Smiljan Radic y Sebastián Irarrazábal, y ya se concretó. A la segunda, con arquitectos internacionales, pertenece la casa de Ito.
Claro que Ocho al cubo es una movida de largo aliento, que incluye también a la vivienda social, a las nuevas tecnologías y espera contar con la participación del Estado.
Para la casa White-O, Ito trabajó con Christian de Groote como pata local y se ciñó a los lineamientos impuestos por el desarrollador: casas abiertas hacia el este y hacia el norte, construidas en hormigón, sobre la ladera de uno de los bordes de la cancha de golf y con una superficie máxima de 400 metros cuadrados.
Como referencia, Ito desempolvó uno de sus primeros proyectos, la casa White-U , que había construido en 1976 en Tokio, a pedido de su hermana, y que ya fue demolida.
Ambas viviendas tienen la particularidad de ubicar los ambientes alrededor de un patio central , separando las áreas sociales de las privadas por largos pasillos . Pero en la Casa White-O, Ito tomó además elementos de matriz corbusierana , como el techo plano, la fachada con paredes portantes que semejan pilotis y las rampas de acceso.
Aprovechando el desnivel de la colina, Ito apoyó la planta principal en el lado este, sobre una estructura de hormigón , e hizo pasar la rampa de acceso a la vivienda por debajo de los dormitorios.
A medida que se ingresa, la rampa sube por la colina , balconea hacia la piscina y la expansión que da al parque y luego desemboca en un gran estar comedor. En la fachada sur, la cocina y la despensa completan el círculo.
A nivel del acceso, sobre el este, el japonés reservó una franja para el garage y el área de servicio, que quedan a un nivel más bajo , separados del resto de la casa.
La articulación con este sector fue resuelta con una escalera que desemboca en la cocina, dotada con despensa y cava para vinos. En el exterior, las circulaciones están marcadas por piedra blanca tipo París, que se repite como solado en la expansión del estar también diseñada por el arquitecto, con una mesa-barra y varias sillas (otra vez, en hormigón visto) que se ubican junto a la piscina, en el norte del terreno
En la casa White-O, los ambientes principales se desarrollan en una sola planta , que combina líneas curvas con rectas, en lo que algunos ven una reelaboración de la tipología de casa-patio.
Todos los ambientes rodean al espacio verde central, aislado en buena parte de su perímetro por paneles de vidrio curvos , fabricados en Italia. Estos paneles son transparentes, salvo en el sector de los dormitorios, donde para otorgar mayor privacidad los vidrios están facetados y esmerilados.
Con el protagonismo del patio central, el proyecto toma postura respecto de la implantación: si bien los tres dormitorios y una pequeña terraza semicubierta ofrecen espléndidas visuales al golf; el estar, del otro lado de la casa, propone cierto ensimismamiento , como si el autor estuviera sugiriendo que, además de gozar del paisaje, es importante “mirar hacia adentro”.
Algo similar había ocurrido con el proyecto de la casa White-U, ya que la hermana del arquitecto, todavía de duelo por la muerte de su marido, le había solicitado una casa donde los miembros de la familia (en rigor, ella y sus dos hijas) pudieran tener contacto visual unos con otros.
En ambos casos, el patio central (en forma de U en la primera, cerrado como una O en la segunda) crea efectos de luz según la hora del día y dota a los ambientes de una espacialidad singular .
“La casa se llama White-O para fijar su relación con otra casa, la White -U, que construí en Tokio hace más de 30 años”, admite el maestro japonés.
“Pero mientras la White-U crea la experiencia de un pasaje subterráneo con su interior encapsulado, la White-O, con sus interiores abiertos, ofrece la experiencia de flotar muy cerca del cielo ,” cierra Ito poéticamente.