8/28/2011

"CRITICA Y PROYECTO - Un par dialéctico inescindible" por Jorge Mele




En este texto intento desplegar algunas reflexiones sobre aquellas practicas que nos frecuentan cuando intentamos poner en contacto el proyecto como oficio y la critica como interrogante.

Es sabido que formamos parte de una cultura diseñadora cuya variada finalidad recorre diseño de indumentaria; imagen y sonido; grafico; industrial y obviamente la arquitectura. Es decir, formamos parte de una clase de mentalidad en la cual el acto proyectual y el diseño son enlazados permanentemente mediante procesos específicos de generación en el logro de algún tipo de modelo potencial que se ha de desplegar como una forma concreta de producción. 

Un film, una maquina, una casa, una ciudad, pueden ser concebidas, desarrolladas y materializadas mediante la gestión de un proceso proyectual y diseñados con los grados de cualidad requeridos según la condición cultural afín a su finalidad. 

Pero claramente una casa no puede ser una máquina (aunque así una vez la pensó metafóricamente Le Corbusier) ni una película puede ser un libro (aunque a veces sea necesario un libro para guionarla).Con lo que estoy queriendo afirmar que dentro de lo genérico de mis primeras afirmaciones, nos involucramos con campos de especificidades disciplinares que merecen ser revisados minuciosamente tanto en su constitución como en sus articulaciones.

La pregunta es: ¿como proyectamos hoy, como diseñamos, para qué, para quienes, para donde, con que? Nada habría de novedoso de estas preguntas si suponemos que el mundo y nuestro país son los mismos que en 1985.

Pero sucede que a diez años de comienzos del siglo XXI, los efectos de agenda son sustancialmente diferentes y pienso que a la manera de una usina de pensamiento proyectual nuestra querida casa de estudios de la U.B.A, debiera dar un salto cualitativo acorde con las demandas locales y globales de esta gran mutación que estamos experimentando.

A modo de bosquejo provisorio ;la crisis energético-ambiental;la pobreza,la inequidad distributiva de los espacios publicos y el despilfarro simbolico en la exaltación de la cultura de la apariencia, representan-a mi juicio-algunos de los campos desde donde trabajar activa e integradamente para reconocer sus problemáticas y generar las estrategias necesarias para su contención.

Claramente,no hace falta pormenorizar la ya abundante información existente para comenzar a trabajar colectivamente.Por esto mismo me interesa indagar los modos del hacer bajo la luz del pensamiento crítico e intentar clarificar los itinerarios posibles…..tan solo algunos de ellos.


Estrategias, técnicas de proyecto y cultura arquitectónica.


Resulta imprescindible reconocer la pre-existencia de un marco de cultura arquitectónica que obra como contexto desde donde estructurar conceptos y prácticas proyectuales.Las estrategias susceptibles de ser desplegadas en el tiempo, de alguna manera devienen de tradiciones proyectuales, en las que se inscriben siendo determinadas por estas aunque no de una forma dogmática.

Las estrategias proyectuales ensayadas pluralmente por los arquitectos modernos, historicamente han representado una reformulación de los modos compositivos y representacionales de la disciplina basada en los cánones académicos de las Escuelas de Bellas Artes.Naturalmente, esto implica reconocer una refundación disciplinar histórica, pero no exenta de una operación crítica integradora de problemáticas sociales, economicas, técnicas y estéticas.

Surge de tal proceso una noción del proyecto moderno que supone una multiplicidad de dimensiones interactuantes con el medio físico, de la gestión de transformaciones revolucionarias y reformistas que abren los sistemas de proyecto a técnicas muchas veces colonizadas por los avances científicos y artísticos.Constituyendo así en un nuevo orden estratégico, de carácter sistémico, de importante contenidos ideológicos y de revisadas programáticas orientadas a los actores sociales dinámicos de las sociedades urbanas que se consolidan fuertemente a lo largo de todo el siglo XX.

Entendemos la estrategia moderna como un conjunto abierto de sistemas culturales interactuantes tras el cometido de la búsqueda del logro de una emancipación social para obtener un equilibrio armónico entre los factores de poder y las acciones humanas basadas en los amplios consensos democráticos necesarios para mitigar desigualdades,inequidades y subdesarrollo.El variado ejercicio de técnicas proyectuales de los arquitectos dentro del arco significativo del proyecto moderno, es el que motivó las sustanciales diferencias del posicionamiento de la figura del arquitecto, así como sus particulares registros propositivos según programas de acción intensamente identificados con los cambios epocales del siglo.

Así,a nadie ya debiera escapar de reconocer las profundas diferencias operativas entre Mies;Le Corbusier y Alvar Aalto, por citar simplemente algunos de los mas frecuentados pedagógicamente.Algo similar sucede cuando revisamos el trabajo de figuras como Wladimiro Acosta ; Antonio Bonet o Amancio Williams.Aún en la contingencia de asumir ciertos ideales comunes sus técnicas de proyectos son disímiles.

Episodios, posteriores como el Brutalismo; Posmodernismo; Regionalismo, Deconstructivismo o cuanto ismo queramos recordar no han dejado de establecer un horizonte referencial, primero con el sistema clásico y segundo con los sistemas de la modernidad.



Panorámicas a futuro.


Aquel efecto de agenda sucintamente antes mencionado, nos lleva a re-pensar los fundamentos desde los cuales proyectamos en términos conceptuales, desde una filosofía que potencie actitudes propositivas orientadas críticamente.

Revisando la producción proyectual extendida de los talleres de diseño en general pareciera que hoy predomina una actitud profesionalista que busca la eficacia constructiva-lo cual obviamente no es incorrecto-pero se percibe la importante ausencia de espacios de aprendizaje conceptuales, experimentales, investigativos, críticos.

El momento histórico actual plantea desafíos que no debieran pasar desapercibidos en la formalización de marcos referenciales, procesos metodológicos y criterios de valoración/validación.

Oscilando entre los campos científicos y artísticos, los modos de producción proyectuales hoy han cobrado un impulso basado en el impacto de las técnicas computacionales,aportando valiosa información sobre mediciones, cuantificaciones y formalizaciones,historicamente intuidas en algunos casos o simplemente irrumpiendo en el campo disciplinar con la potencialidad desbloqueante de un nuevo modo cognitivo.

Pienso que la búsqueda de un profesionalismo a ultranza, entendido proyectualmente como mera manipulación mecánica de los espacios y solamente orientada hacia el mercado, persiguiendo estereotipos de rendimiento económico comprobado o la búsqueda de lo nuevo por su valor de cambio y novedad; afecta radicalmente la posibilidad de una arquitectura crítica, reflexiva y permeable a las demandas de la sociedad en todos sus estamentos.

Sin perder de vista que la arquitectura construida ha de ser usada y apropiada también es necesario afirmar que básicamente es un modo de producción cultural que re-produce las condiciones sociales en las que se instala.En este sentido un accionar critico es profundamente necesario para no repetir aquellos factores que impiden los desarrollos y las transformaciones precisas para salir del status-quo.

El modo de pensar proyectual y su proceso en tanto duración está sujeto a los grados de asimilación acrítica que pueda llegar a tener subsumiéndose a las reglas del mercado así como a la capacidad de resistencia que permitiría al diseñador controlar y actuar dentro del par dialéctico poder-potencia.

En esta línea de trabajo enunciada ya hace unos años por Alejandro Zaera Polo, sería pertinente revisar no solamente los vínculos entre los campos intelectuales y culturales, sino la interioridad de los procesos de diseño para sustraerlos cualitativamente de una reductiva orientación dirigida únicamente a
considerar al proyecto como factor positivo en la resolución de problemas.

Esta situación esquemática de relación causa-efecto debiera ser revisada en función a la multiplicidad de operaciones implementadas en términos de una diversificada estrategia contemporánea que revise procesos generativos orientados a la innovación, optimización, creatividad, reproducción, e invención.

Estas ultimas palabras no son sinónimos, los desarrollos innovativos no necesariamente son creativos e incluso en oportunidades ni originales, pero si funcionales a estructuras culturales cuya transversalidad recorre diversos campos disciplinares.

El campo proyectual y sus practicas diseñadoras hoy está expandido abierto a nuevos hábitos socio-culturales potenciados por tecnologías de la información que han devenido en suplementos cognitivos y operativos de importante magnitud.

Así lo sugiere la posibilidad de una ontogenesis y una filogénesis donde los modelos estrictamente histórico disciplinares son trascendidos por búsquedas experimentales y tácticas en el mundo de la biología, de la física quántica o de los algoritmos respecto de los cuales las tradiciones proyectuales operantes tienen muy poco que aportar.

Aunque quizás exageradamente reductivo, cuando Patrik Schumacher afirma en su manifiesto parametricista del año 2008, el advenimiento del verdadero estilo del siglo XXI y el debate con la corriente minimalista epifenómeno de la arquitectura moderna en la actualidad, no hace otra cosa que poner en juego las enormes potencialidades de las técnicas computacionales frente al aparato histórico heredero de la ratio-iluminista.

Sostengo aquí que es necesario pensar desinhibidamente los enlaces tecno-culturales que posibilitan los sistemas proyectuales, los argumentos con los que se fundamentan y los sistemas de reglas mediante los cuales se potencia concientemente su operacionalidad.

Desconocer, ocultar o negar estas nuevas racionalidades es confinar la disciplina a un eterno retorno de lo mismo, donde la repetición se vuelve monotonía y sus objetos un campo minado de las vitalistas mutaciones del campo social.


Arq. Jorge S.Mele.

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